¿Por qué debes tener un Mantra?

¿Por qué debes tener un Mantra?

Mantra es una palabra de origen sánscrito: man es mente y tra se traduce como instrumento. Se suelen emplear en ceremonias y rituales donde la repetición de la frase es fundamental para lograr el cometido.

A los mantras se les concede dos atributos, según la religión budista o la psicología. Para lo budistas cada mantra está relacionado con un aspecto de la iluminación personal diferente. En psicología, los mantras sirven como reafirmación, internalización de conceptos y ayudan a cambiar conductas, sobre todo las relacionadas con las creencias personales y el ego.

Hinduismo y budismo

Los mantras pueden provenir de frases, versículos, oraciones y también de pensamientos que queremos modificar, de palabras que necesitamos internalizar buscando asimilarlas en nuestra vida. Si somos lo que pensamos, necesitamos ayudarnos de mantras y estímulos que nos guíen y nos mantengan en esa línea de conducta y pensamiento que hemos trazado.

Para la religión budista, los mantras cobran verdadero significado una vez que son autorizados por un maestro buda. No obstante, cada palabra que se repite tiene un significado y produce resultados beneficiosos para quien la emite.

La psicología y la elección de los mantras

Desde de la psicología se entiende que el poder de un mantra está en la repetición y la fijación de conceptos. Algo que, aunque lo parezca, no está reñido con la interpretación budista. Cuando repetimos una palabra o una frase a modo de mantra, estamos ‘callando’ la mente. Ese rumor constante de los pensamientos que llega, incluso, a tener la fuerza suficiente como para dirigir nuestras vidas se apaga mientras empleamos mantras.

Cuando eliges un mantra estás repitiendo un mensaje que tiene un significado especial para ti. Puedes crear tu propio mantra o elegir uno que se identifique con tus emociones.

Crea un mantra personal para alcanzar tus metas

A continuación, te damos algunas recomendaciones para crear un mantra.

 “Casi todo lo que realice será insignificante, pero es muy importante que lo haga.” – Mahatma Gandhi

¿Por qué debes tener mantras personales?

A todos nos emociona la idea de un nuevo año, nuevas oportunidades, nuevas metas y objetivos que trazarnos, y así iniciamos el año. Enero es el mes en que empezamos con mucha fuerza la idea de cumplir cada una de nuestras metas, nos inscribimos en el GYM, para iniciar un estilo de vida más FIT según lo establecido en los propósitos del año; nos ponemos en contacto con una nutrióloga para llevar una alimentación más saludable; aperturamos nuestra cuenta de ahorro para el vehículo de nuestros sueño, y sacamos el mejor presupuesto para iniciar con buen pie; compramos libros que queremos leer y sacamos una hora al día para ello.

Pero ¿qué sucede en febrero? ¿Por qué no podemos lograr el despegue? ¿A dónde se van nuestras fuerzas? ¿En qué momento nuestra lista de metas a alcanzar se convierte en un gigante invencible?

Sucede que, esas metas planteadas en la última noche del año, suelen ir de acuerdo con un modelo cultural no muy accesible. Por ejemplo: en mi condición de mujer en edad “productiva”, estoy comprometida a alcanzar un nivel académico superior al actual (no importa cuál, nunca es suficiente); mi casa un espejo reluciente y el perro un modelo de obediencia; en el trabajo debo obtener, por lo menos, un aumento de sueldo (de preferencia, gracias a una promoción); además, debo conservar una idílica figura motivo de envidia.

Pero: una vez presente la cuesta de enero, cuando nos encaramos con la báscula y los bolsillos, los ánimos se esfuman y es mucho más sencillo permanecer en nuestra zona de confort, aquella en donde es posible comenzar a postergar las buenas intenciones. No importa cuán benéficos pudieran ser los resultados, el esfuerzo siempre parece insalvable.

¿Cómo no luchar para alcanzar tus metas, lograr tus objetivos? ¿Por qué cederle terreno al desinterés? ¿Qué tan difícil puede ser tomar el control de tu vida?

Cómo hacer un mantra personal para alcanzar tus metas

Por eso, para mantener el impulso inicial, yo necesito una lista breve de mantras personales que aquí comparto contigo: “el que mucho abarca, poco aprieta”. Mis metas deben enamorarme (estimularme cuando menos) sólo a mí, sin ceder a presiones externas: “sólo hago lo que amo, y eso me lo recuerda el corazón”. En vez de flagelarme con tareas titánicas, me propongo establecer rutinas breves para preservar el orden: “maratones no, rutinas sí”.

Con sermones no logro nada, entonces, me invito a recordar: “un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar”. Cuando la desesperación me gana, respiro profundo y pienso: “no se ganó Zamora en una hora”. Para cuando todos los planes se frustran, las salidas de emergencias parecen bloqueadas y exploto porque no cumplo objetivos: “me amo y me acepto como soy, cada día me esfuerzo por ser mejor para mí y mi familia; merecemos un hogar confortable en el respiraremos paz, armonía y ganas de vivir; me doy el tiempo necesario para ver realizadas nuestras metas”.

Otro consejo útil es mantener mi lista de metas en lugares visibles y adecuados, por ejemplo: una tabla de menús en el refrigerador me ayuda a recordar que, con veinte minutos a la semana bien dedicados, mato varios pájaros de un tiro: mi tiempo y mi dinero rendirán más y nuestra salud se verá beneficiada.

Si tengo un temporizador a la mano, me aseguraré de dedicarme por tiempo definido a una tarea específica (trabajo, limpieza, planificación del negocio, estudio), me sentiré mucho más relajada, segura, centrada, con tiempo de sobra para mí, también se reflejará en mi ánimo y mi salud, reducirá el estrés y optimizará mi calidad de vida.

Así, ese gigante cuasi invencible perderá poder frente a una persona dueña de sí y de su espacio, en posibilidad de encarar cualquier reto que se ponga enfrente, siempre con energía para adquirir nuevos compromisos con ella misma.

¿Y tú, ya usas algún mantra para alcanzar tus metas? Si todavía no tienes ninguno, es tiempo de crear tu primer mantra personal o usar alguno de los que más se te identifiquen contigo.

Fuentes:

www.hola.com

psicologos.mx

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